domingo, 16 de junio de 2013

La era de la pipa


Si hablamos de la era de la pipa en seguida pensamos en la década del 20 o del 30. Diferentes costumbres, modos, códigos, en fin, otro mundo. La pipa era parte del paisaje cotidiano en muchas partes del mundo, la utilizaban filósofos, músicos, científicos y buena parte de los hombres adultos de la época fumaban en ella.
Pero esa está lejos de ser la era de la pipa, la era de la pipa es esta!
Antiguamente se trataba de un mero instrumento para fumar. Un vendedor de Peterson de Irlanda contaba como antes muchos clientes entraban a su tienda, pedían un tabaco, y antes de pagar agregaban "también me llevo esa pipa", mientras señalaban una de los estantes. Hoy en día eso es casi sacrílego para un pipafumador, más allá de lo involucrado que esté en el hobby, el momento de seleccionar una pipa es sagrado y debe tomarse el tiempo necesario.
En esto último radica la diferencia fundamental, el nacimiento del hobby. Estamos comparando la mera actividad de consumir tabaco dentro de una pipa, con el hobby en que se ha convertido hoy en día.
Si bien esto se venía gestando desde un tiempo atrás, el vuelco abrupto en esta historia lo dió internet. Hoy podemos seleccionar entre cientos de mezclas, conocer su procedencia, la historia de quien la fabrica, conocer la opinión que tienen de la misma otros colegas, etc. Lo mismo sucede con la pipa, conocemos las distintas formas, las fábricas, los artesanos, accedemos a imágenes, críticas de las mismas, hasta podemos ver vídeos de las fábricas o los artesanos mientras las confeccionan!
A su vez nos relacionamos entre nosotros, los pipafumadores. Si bien no nos cruzamos habitualmente en las calles mientras disfrutamos nuestras pipas, en la red chateamos, compartimos comentarios, imágenes y consejos; lo que nos hace indudablemente estar más unidos e informados de lo que nunca habíamos estado.
Por eso vivimos en la Era de la Pipa, a disfrutarla!
Buenos humos,
Bato

jueves, 28 de marzo de 2013

Pipas Falcon


La década del 30 veía como cambiaban la vida diaria los avances tecnológicos. La fotocopiadora, el teflón, las latas de cerveza, los ojos de gato o deflectores y el aire acondicionado, son sólo algunos de los inventos que modificaban el paisaje cotidiano. Este último, el aire acondicionado, está emparentada con nuestra heroína, la pipa Falcon.

En 1936 el ingeniero Kenly Bugg creaba una pipa con boquilla de aluminio y cazoletas de brezo intercambiables. Por su rapidez para dispersar el calor, el aluminio fue el material ideal para estas nuevas boquillas; que imitaban el principio natural por el cual las gotas de lluvia caen de las nubes al chocar con aire fresco. El fondo de la cazoleta de brezo es hueco y se apoya sobre el aluminio, y de esta forma captura la humedad actuando como un condensador.



“Light as a Feather, Cool as a Breeze and Clean as a Whistle”
Liviana como una pluma, fresca como una brisa y limpia como un silbido

De esta forma se anunciaba la nueva criatura y al cabo de algunos años ya había revolucionado el mercado de las pipas. La década del 40 trajo tiempos difíciles dada la escasez de aluminio para fabricarlas, el cual se destinaba al armamento para la segunda guerra mundial. Pero ya en el 50 se había restablecido completamente su producción, llegando a la increíble cifra de 6 millones de pipas vendidas en 1954 (sólo en los Estados Unidos). Dado lo conservador del mercado inglés, había escepticismo sobre su posible éxito en Gran Bretaña; pero su éxito fue arrollador obligando incluso a establecer una fábrica en Londres.

Como sucedió con las pipas en general, el paso del tiempo hizo que bajara notoriamente la cantidad producida; pero de todos modos ya estaba instalada entre los pipafumadores de todo el mundo. Son muy pocos los que la utilizan en exclusiva, pero la mayoría tenemos alguna para incluirla en nuestra rotación.



Entre sus ventajas se encuentra su alta durabilidad, resistencia, facilidad para limpiarlas y la posibilidad de intercambiar las cazoletas.

Ofrecen una fumada distinta a las clásicas de brezo y ya por eso merecen una oportunidad.

Buenos humos,
Bato

jueves, 13 de diciembre de 2012

Se me apaga la pipa



Más allá de que no sea el objetivo primario, el hecho de mantener la pipa encendida puede resultar fundamental en el pipafumar. A todos nos ha pasado encender y reencender hasta el cansancio en alguna oportunidad. Si bien no le encuentro sentido a las competencias de fumada lenta (más allá de su aspecto sociabilizador); hay algunas técnicas que nos pueden ser de utilidad.

Desmenuzar el tabaco
Esto depende mucho de la mezcla que vayamos a saborear, pero como regla general  desmenuzar las hebras ayuda a la combustión. No separarlas de a una, sólo deshacer esa especie de ovillos que solemos tener cuando lo sacamos de la lata o pouch.

Airearlo
Luego de separarlo es conveniente dejarlo unos minutos sobre la mesa antes de cargar la pipa. Entre quince minutos y media hora está bien, no se trata de secarlo sino de que pierda el exceso de humedad que pudiera tener.

Cargar la pipa
Hay tratados enteros al respecto… hasta métodos con nombres propios!
Para simplificarlo yo recomiendo el de “Las tres etapas simplificado” (ahí fue un nombre nuevo).
1° – pequeña cantidad de tabaco que irá en el fondo del hornillo por lo que será el más flojo. Sólo lo dejamos caer y luego lo bajamos con el dedo pero SIN PRESIONAR.
2° – una cantidad de tabaco superior a la anterior que llenará nuestra pipa casi hasta el borde; esta vez la presión que ejerceremos será UN POCO superior.
3° – por último completamos la pipa incluso por encima del borde. Esto que parece sobrar lo bajamos con pequeños movimientos en círculo del pulgar.
Una vez completada la carga nuestra pipa deberá ofrecer una pequeña resistencia al aspirar a través de ella.

Encendido
Preferiblemente con fósforos o cerillas (si no hay viento); de lo contrario con encendedores comunes de gas butano (nunca zippo u otros que utilicen gasolina o queroseno).
Encender toda la superficie del tabaco, este seguramente se crispará y rápidamente se apagará; lo bajamos con el atacador y volvemos a encenderlo.

La fumada
Aspiraremos de forma pausada y nunca de forma violenta (una o dos veces cada vez).
Usaremos el atacador para controlar la combustión y asegurarnos que todo el tabaco se vaya consumiendo de forma pareja; no debemos abusar del atacador porque esto puede calentar excesivamente la pipa.
Si percibimos que se nos está apagando podemos soplar suavemente a través de la boquilla, luego aspirar normalmente pero tapando y destapando la boca del hornillo para generar una especie de fuelle. Esto reanima la combustión pero ojo, tampoco debemos abusar de esta técnica.
Con estos consejos deberíamos conseguir una fumada que no requiera más de dos o tres reencendidos (o ninguno!).
Nunca perder de vista que nuestro objetivo no es mantener la pipa encendida sino experimentar una fumada placentera.
Buenos humos,
Bato

domingo, 12 de agosto de 2012

Narguile o pipa de agua


Una de las ventajas de fumar en pipa es la variedad que nos ofrece. Ya hablamos de la infinidad de mezclas que podemos probar; ahora le toca el turno a la herramienta.
Tenemos las clásicas de madera de brezo u otras maderas, las de maíz, cerámica, tipo Falcon… en fin, la variedad es amplia pero podemos decir que todas ellas son hermanas. Hoy es el turno de su prima, el narguile, también denominado shisha, cachimba, hookah, o pipa de agua.
Tienen muchos puntos de contacto como la correcta preparación y encendido; y la invitación a relajarse y disfrutar de la fumada. Pero el narguile es una experiencia más bien colectiva. Claro está que podemos prepararla y saborearla de forma individual, pero allí no obtenemos todo lo que nos puede dar. No en vano ambienta desde hace cientos de años los salones de té de prácticamente todo el mundo árabe. Allí suele ser un factor sociabilizador ya sea en medio de una plática o juego de naipes.
El tabaco utilizado se denomina "molasses", su nombre proviene del tratamiento que reciben las hojas. Luego de sucesivos lavados, éstas se mezclan con un almíbar o miel (melaza), lo que le da los distintos aromas y sabores. Su contenido nicotínico es muy bajo y resulta imperceptible a los fumadores de pipa, habanos o cigarrillos. El hecho de ser una pipa de mesa (o de pie si fuera muy grande), nos quita la posibilidad de desplazarnos mientras la saboreamos y eso también la diferencia de la clásica de brezo.
Lo más destacado del fumar en narguile es la temperatura del humo, este nos llega a la boca absolutamente fresco desde el inicio hasta el fin de la fumada. Esto se debe lógicamente al agua que actúa como enfriador y también al largo recorrido que debe hacer desde la cacerola (recipiente donde se realiza la combustión), a nuestra boca.
Una experiencia distinta y altamente recomendable para aquellos pipafumadores y también para aquellos que no lo son.
Salud y buenos humos,
Bato