Más allá de que no sea el objetivo
primario, el hecho de mantener la pipa encendida puede resultar fundamental en
el pipafumar. A todos nos ha pasado encender y reencender hasta el cansancio en
alguna oportunidad. Si bien no le encuentro sentido a las competencias de
fumada lenta (más allá de su aspecto sociabilizador); hay algunas técnicas que
nos pueden ser de utilidad.
Desmenuzar el tabaco
Esto depende mucho de la mezcla que vayamos
a saborear, pero como regla general
desmenuzar las hebras ayuda a la combustión. No separarlas de a una,
sólo deshacer esa especie de ovillos que solemos tener cuando lo sacamos de la
lata o pouch.
Airearlo
Luego de separarlo es conveniente dejarlo
unos minutos sobre la mesa antes de cargar la pipa. Entre quince minutos y media
hora está bien, no se trata de secarlo sino de que pierda el exceso de humedad
que pudiera tener.
Cargar la pipa
Hay tratados enteros al respecto… hasta
métodos con nombres propios!
Para simplificarlo yo recomiendo el de “Las
tres etapas simplificado” (ahí fue un nombre nuevo).
1° – pequeña cantidad de tabaco que irá en
el fondo del hornillo por lo que será el más flojo. Sólo lo dejamos caer y
luego lo bajamos con el dedo pero SIN PRESIONAR.
2° – una cantidad de tabaco superior a la
anterior que llenará nuestra pipa casi hasta el borde; esta vez la presión que ejerceremos
será UN POCO superior.
3° – por último completamos la pipa incluso
por encima del borde. Esto que parece sobrar lo bajamos con pequeños
movimientos en círculo del pulgar.
Una vez completada la carga nuestra pipa
deberá ofrecer una pequeña resistencia al aspirar a través de ella.
Encendido
Preferiblemente con fósforos o cerillas (si
no hay viento); de lo contrario con encendedores comunes de gas butano (nunca
zippo u otros que utilicen gasolina o queroseno).
Encender toda la superficie del tabaco,
este seguramente se crispará y rápidamente se apagará; lo bajamos con el atacador
y volvemos a encenderlo.
La fumada
Aspiraremos de forma pausada y nunca de
forma violenta (una o dos veces cada vez).
Usaremos el atacador para controlar la
combustión y asegurarnos que todo el tabaco se vaya consumiendo de forma
pareja; no debemos abusar del atacador porque esto puede calentar excesivamente
la pipa.
Si percibimos que se nos está apagando
podemos soplar suavemente a través de la boquilla, luego aspirar normalmente
pero tapando y destapando la boca del hornillo para generar una especie de
fuelle. Esto reanima la combustión pero ojo, tampoco debemos abusar de esta
técnica.
Con estos consejos deberíamos conseguir una
fumada que no requiera más de dos o tres reencendidos (o ninguno!).
Nunca perder de vista que nuestro objetivo
no es mantener la pipa encendida sino experimentar una fumada placentera.
Buenos humos,
Bato